Del 19 al 21 de enero se ha celebrado el IX Congreso Internacional de Agroecología en Sevilla con una participación presencial y online destacada. Durante tres días se han presentado y debatido múltiples propuestas para la transformación agroecológica del sistema alimentario. La creación de Ecoterritorios es una de ellas.

Esta nueva edición del congreso de agroecología que ha tenido lugar en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla ha tenido un poder de convocatoria enorme al ser la primera cita presencial después de la pandemia. El programa ha sido muy extenso, con las sesiones plenarias justas y un sinfín de mesas y paneles paralelos, acompañado de sesiones de posters y de experiencias, todo en torno a la construcción de sistemas alimentarios locales de base agroecológica. El objetivo fue sobre todo ir fortaleciendo las sinergias entre las diferentes iniciativas y experiencias, cerrando brechas entre el sur y el norte globales, entre el campo y la ciudad, igual que entre la producción, la distribución y el consumo, estableciendo sólidas alianzas para avanzar en la transición ecológica.

Además, se organizó un curso precongreso “Construyendo alternativas al sistema alimentario actual desde la agroecología” incluyendo una visita de campo que es donde empieza mi relato. Nos desplazamos a Cabra, municipio de la provincia de Córdoba tocando al parque natural de las Sierras Subbéticas y considerado geoparque por la UNESCO debido a su gran valor geológico y natural. El destino fue la visita a la asociación Subbética Ecológica que aúna a familias productoras con familias consumidoras, pequeños establecimientos, grupos de consumo y comedores escolares relacionados con la alimentación ecológica; y todo gracias a un canal corto de distribución.

Pudimos ver las instalaciones, compuestas por almacén/ centro de acopio, la Ecotienda y obrador de conservas, pero también coincidimos con algún productor que acudió para entregar mercancía. Cuentan con unos 500 socios y una actividad que ha generado casi una decena de puestos de trabajo. Otros aspectos a mencionar son la evaluación de la actividad bajo el sistema de Economía del Bien Común y una colaboración con asociaciones de consumidores de Francia que denominan como “venta directa de larga distancia”.

En cuanto al congreso, cabe destacar la conferencia de apertura a cargo de Michel Pimbert (Universidad de Coventry). Articuló un discurso muy bien estructurado, haciendo un repaso de la situación actual de la agroecología. Empezó celebrando el avance y el reconocimiento de la agroecología en todos los ámbitos, pero en seguida continuó advirtiendo de la amenaza de cooptación por parte de las grandes y poderosas corporaciones. Sin embargo, también dio con la solución -a parte de seguir creando sistemas ecológicamente sostenibles y resilientes- que tiene que pasar por una profunda transformación económica y el fortalecimiento de las democracias y la gobernanza. A continuación, Clara Nicholls (Universidad de Berkeley) se centró más en los aspectos agronómicos como la restauración agroecológica del ecosistema, los valores en términos de eficiencia energética (input/output), así como los mecanismos de multiplicación para valorar el escalonamiento.

Por parte de la SEAE, se han presentado tres comunicaciones: “Mejorando las capacidades de los y las profesionales del sector agroecológico a través del intercambio y transferencia”, “Dinamización de procesos de participación y políticas públicas para la transición agroalimentaria” y “El proceso de creación del Ecoterritorio en la Serra de Tramuntana (Islas Baleares)”. Esta última, ha sido presentada por mí en el panel ”Experiencias agroecológicas transformadoras y su potencial de escalamiento” y se puede acceder a la presentación completa a través de este enlace. Ha quedado de manifiesto que los Ecoterritorios constituyen una herramienta con una metodología adaptable a cualquier territorio con lo cual disponen de un potencial de escalamiento inmenso. En el caso de la Serra de Tramuntana, la creación del Ecoterritorio pretende hacer frente a la presión turística y contribuir a la protección de su patrimonio natural, cultural y gastronómico, así como la producción agraria.

En general, el congreso ha ofrecido un espacio de intercambio muy fructífero y sobre todo se ha mostrado de nuevo que otro mundo es posible y también la importancia de las redes y enlaces entre las diferentes iniciativas. Todo esto, acompañado de gastronomía local, ecológica y de temporada y una muestra de la cultura andaluza en forma de concierto.